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CONTRA LA OLA DEL PESIMISMO

  • Foto del escritor: Valentina Escobar
    Valentina Escobar
  • 22 abr 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 4 jun 2020

Vivimos con la frecuente impresión de que nacimos en el peor país del mundo y, a su vez, que todo tiempo pasado fue mejor. Nos quejamos del constante abandono estatal, de la salud, la corrupción, el poco espacio a las mujeres en la esfera pública, entre tantas cosas. Pero ¿Realmente nos tocó el peor lugar del mundo?


No pretendo decir, que somos un paraíso tropical sin problemas y mucho menos que no podemos expresar nuestras inconformidades frente a una sociedad en constante evolución. Sin embargo, el peor mal que enfrentamos no son solo las fallas políticas, paradójicamente son las persistentes fallas de la sociedad, no respetamos al otro y mucho menos sus ideas si estas son diferentes de las nuestras, no comprendemos que la corrupción actual es el resultado del irrespeto a las normas sociales y a la “microcorrupción” en la que diariamente solemos caer sin siquiera percibirlo, asimismo, la corrupción estatal es un evidente reflejo de lo que es nuestra sociedad.


Practicar el hábito del escepticismo, la conciencia crítica y la reflexión constante de la historia, me ayuda a tener un “norte” frente a premisas tan trágicas y paradójicas donde olvidamos que hace 20 años éramos un país atorado en una guerra de décadas, el debate era otro y ocuparnos de la educación y la corrupción no era lo primero en la agenda. Aún más si retrocedemos y recordamos que hace menos de un siglo moría la gente de enfermedades simples y que actualmente en algunos lugares del mundo mueren niños afectados por diarrea (tal vez la historia nos juzgue por esto y sea imperdonable a nuestra generación).


Los indicadores sociales nos muestran evidentes mejorías en Colombia, por ejemplo la tasa de analfabetismo se ha reducido notablemente pasando del 27,1% en 1964 a 5,24% en 2017 (Datos de la GEIH del DANE) otro ejemplo son los embarazos adolescentes ya que desde el año 2010 se empezaron a presentar reducciones importantes en las cifras de niñas y jóvenes en estado de gestación, sin embargo sigue siendo este un tema que afecta a un gran porcentaje de la población.


Igualmente, con la actual crisis de salud debido a la pandemia del COVID19 se retomó con más fuerza el debate sobre la salud y su vez el debate de la eficacia o ineficacia de la LEY 100, cabe resaltar que en este ámbito estamos mejor de hecho “en 1990, teníamos una cobertura de alrededor del 25% en salud y al día de hoy, gracias al mandato constitucional y a la competitividad del sistema de salud, tenemos una cobertura del 95%” (Lucia Fillippo https://www.luciafillippo.com/post/la-verdad-de-la-ley-100).


Finalmente, espero invitarlos a la reflexión constante de la ola pesimista sobre la visión que tenemos de nuestro país y las acciones que hacemos por mejorarlo que deben ser cada vez más concretas, limitando el espacio del error y proponiéndonos como colombianos jamás dejar de evolucionar. Enfrentar esta pandemia nos hará cambiar (si es que no lo hizo ya) la forma en la que enfrentamos las situaciones diarias, espero que aunque lo creamos utópico e imposible “todos los días son para cada ciudadano una oportunidad para hacer de Colombia un lugar mejor”.


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